Todas las luchas sociales convergen en la misma característica: el proceso histórico evolutivo que las relaciona a todas. La educación especial ha tenido el suyo propio, y no es para menos: desde la antigüedad, donde se marginaba a los discapacitados, hasta la actualidad, donde se los acepta y se atiende a sus necesidades, se han erigido barreras que impiden el engranaje adecuado de todos los ámbitos y situaciones que condicionan la vida de los individuos que forman parte de la sociedad.
Por su parte, la educación especial se generó como un sistema afín, aunque paralelo, a la educación básica general. Diseñado este sistema educativo de manera que lograse atender a un significante porcentaje de la población del globo terráqueo, con necesidades imposibles de medir por los parámetros educativos regulares; una vez consolidado y habiéndose adaptado el sistema a las necesidades del niño excepcional, su curso evolutivo natural no fue otro si no la inclusión educativa.
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¿Qué es la inclusión educativa?
Es un término que infiere al oyente su concepto sólo con el contexto en el que se dice. La inclusión educativa es el resultado de haber diseñado programas de educación especial para los niños con necesidades educativas especiales. Una vez estos programas fueron acogidos como políticas prioritarias por los gobiernos modernos, quedando amparado en el margen de la legalidad y siendo destinados recursos del presupuesto público para su sustento, desarrollo e innovación, provocó que los sectores desfavorecidos en materia educativa, es decir, los sujetos excepcionales de los cuáles ya hemos hablado, sean incluidos dentro de algún régimen educacional adecuado, estableciendo un precedente a posterior en lo referente al Derecho a la Educación.
Viéndolo desde una perspectiva optimista, constituye todo un salto adelante en lograr que exista más educación de calidad para más personas. Una educación adaptable, que lejos de ver a quienes entran al sistema educativo como mero ganado parte de estadísticas, se adapte a las necesidades del individuo, permitiendo el desenvolvimiento de su personalidad y la explotación de su potencial al máximo.
La inclusión educativa en definitiva representa el hecho cierto de que grandes grupos de la humanidad estén en proceso de beneficiarse de su derecho humano a la educación de una manera cierta, tangible y comprobable.
Ya que hablamos de procesos históricos de las luchas sociales, tendríamos a bien señalar que ésta no es sino la etapa intermedia del proceso correspondiente a la educación especial: la meta esperada con ansias no es otra que la integración escolar.
¿Qué es la integración escolar?
Es la última fase de un sistema educativo optimizado en cualquier país, considerando una situación en la que tanto los alumnos de educación básica regular como los de algún régimen de educación especial, logren acceder a los mismos centros educativos, derrumbando por fin la línea divisoria de manera apropiada: tras una capacitación del personal requerido, la construcción de infraestructura adecuada y la concientización de la sociedad en general de que no importan las características puntuales, todos somos parte de la raza humana.
La integración escolar en Latinoamérica
Ciertamente, falta mucho para lograr una integración escolar completa en toda Latinoamérica. Los más recientes estudios proporcionados por la UNESCO ofrecen toda clase de datos producto de un análisis cuantitativo, cuya interpretación final es evidente: las mayores barreras para la inclusión educativa y la integración escolar las representan la falta de infraestructuras edificadas en base a las necesidades especiales de los infantes, la falta de promoción de una generación bien capacitada de personal docente y otras profesiones afines (como psicopedagogos, psicólogos y trabajadores sociales), pero sobre todo, la falta de coordinación en las políticas gubernamentales enfocadas en este sentido, siendo las existentes más parecidos a pasos de ciego que a otra cosa, dejando aislada a la educación especial, en lugar de integrar sus planes como una gigantesca maquinaria que engrose e interactúe con los demás planes de desarrollo social, de manera que todos logren beneficiarse en una buena simbiosis.
La inclusión educativa en Perú
La educación especial y la inclusión educativa en Perú toman una posición de punta de lanza respecto al resto de países latinoamericanos: indistintamente de existir leyes que regularicen tanto la educación especial como la educación no-formal, las leyes particularmente flexibles del país no ponen ningún impedimento para acceder a la educación especial, estando sólo condicionada por el momento en que se detecte la condición de excepcionalidad del individuo, instante a partir del cual puede accederse sin ningún problema a ella.
Las estadísticas de los informes de la UNESCO en relación a Perú muestran un alto índice de inclusión educativa en el país, teniendo como principal benefactor al Estado, gracias a la flexibilidad legislativa que poseen.