Las dificultades de comportamiento son comunes en los niños que tienen ASD, pero con las estrategias y el apoyo correctos, a menudo se pueden mitigar mediante un manejo eficaz. Existen innumerables razones para estas dificultades, como problemas de comunicación, procesamiento sensorial, interacción social y problemas de equilibrio que afectan el juego activo.
Es vital que los padres y cuidadores entiendan que estos comportamientos no son su «culpa», son simplemente síntomas de las dificultades subyacentes que enfrenta el niño con TEA.
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Comprender las causas
Las causas fundamentales de las dificultades de comportamiento son generalmente las siguientes:
Dificultades con la comunicación: los niños con TEA suelen tener dificultades con el lenguaje expresivo, comprender lo que se les dice y captar las señales de comunicación no verbal. Esto puede, comprensiblemente, volverse bastante frustrante y provocar comportamientos problemáticos.
Dificultades con las situaciones sociales: Las dificultades que presentan las situaciones sociales para una persona con TEA van más allá de la mera comunicación; las personas con TEA también luchan por comprender los puntos de vista de los demás (inflexibles en sus opiniones) y comprenden las «reglas tácitas» de la interacción social que establecen cuándo, por ejemplo, finalizar una conversación. Por todo esto, los niños con TEA pueden evitar el contacto social y es más probable que sufran acoso.
Dificultades con el tiempo no estructurado: las personas con TEA tienen dificultades para lidiar con situaciones en las que no hay un horario establecido, ya que sus cerebros tienen dificultades para secuenciar actividades por sí mismos. Por esta razón, es más probable que los niños con TEA se porten mal durante el recreo u otros momentos de descanso, ya que se sienten confundidos y frustrados.
Dificultades para procesar la información sensorial: las personas con TEA a menudo tienen sentidos hipersensibles o poco sensibles, lo que lleva a una tendencia a sentirse abrumados o a buscar estimulación en un grado problemático. Pueden reaccionar fuertemente al tacto, ser muy quisquillosos con la comida, sentirse abrumados por los ruidos fuertes (o ser incapaces de concentrarse con el ruido de fondo), etc.
Además, siempre se debe recordar que las personas con TEA no se adaptan fácilmente al cambio; Esté siempre atento a cosas en su entorno o horario que hayan sido alterados, ya que esto puede desencadenar comportamientos problemáticos.
Las enfermedades (especialmente las convulsiones, a las que las personas con TEA pueden ser propensas) también pueden desencadenar una mala conducta, ya que el niño con TEA no puede vocalizar fácilmente su dolor. Considere usar diagramas para ayudar a los niños a expresar dónde sienten dolor.
Lidiar con el comportamiento problemático
Es clave entender que el niño está usando estos comportamientos para tratar de comunicarte algo o para lograr alguna función específica. Es vital mirar debajo de la superficie de estos comportamientos para descubrir las necesidades no abordadas a continuación. Trate de evaluar lo que su hijo está tratando de decirle, en lugar de reaccionar ante el comportamiento en sí mismo (resista el «castigar»; pocos niños con TEA realmente entienden la causa y el efecto que implica).
También se recomienda llevar un «diario de comportamiento» o gráfico para que uno pueda identificar patrones en el comportamiento de un niño y, a partir de ahí, aislar lo que desencadena los episodios del niño. Luego se pueden desarrollar estrategias para evitar o controlar los factores desencadenantes (asegúrese de introducirlos lentamente, ya que los cambios repentinos en la rutina harán más daño que bien).
Del mismo modo, espere que el niño inicialmente se resista al cambio; manténgase paciente y sea consistente con él a pesar de todo, y asegúrese de que otros miembros de la familia, maestros y cuidadores también se mantengan constantes con él.
También se deben desarrollar terapias de apoyo para ayudar al niño a deshacerse de su frustración; estos suelen incluir: ejercicio, períodos breves de tiempo fuera en un espacio tranquilo y oscuro, y actividades relajantes.
Establezca objetivos de tratamiento alcanzables y no presione demasiado para lograr una mejora rápida, ya que las personas con TEA pueden tener dificultades para integrar nuevos conocimientos y cambiar comportamientos.
Para sacar lo mejor de un niño con TEA, a menudo es útil emplear las siguientes estrategias:
- Hablar con claridad y precisión (y usar oraciones cortas) para sortear las dificultades que surgen con la comunicación verbal compleja.
- Usa apoyos visuales. Muchos niños con TEA procesan la información visual más fácilmente que otras formas de información. Los horarios pueden ser útiles para ayudar a los niños a comprender los horarios.
- Crear “historias sociales”. Estas son descripciones breves (usando palabras e imágenes) de situaciones, eventos o actividades que ayudan a decirle a un niño con ASD qué esperar durante una situación social próxima.
- Ayude al niño a identificar sus emociones. Esto suele ser un desafío para un niño con ASD; use ayudas visuales (como «escalas de estrés») para ayudar al niño a cuantificar lo que siente y con qué intensidad, y ayúdelo a aprender a través de asociaciones físicas, como mostrarle que la ira se relaciona con el enrojecimiento de la cara , dolor de estómago, ganas de llorar, etc.
- Ayúdalos a aprender a relajarse. A los niños con ASD les resulta difícil relajarse y pueden ser muy «intensos» y obsesivos en sus intereses. Trate de incluir actividades relajantes o algún “tiempo a solas” tranquilo en su rutina diaria.
- Haz que su entorno sea más relajante. Dado que los niños con TEA pueden verse abrumados por la información sensorial, es importante asegurarse de que sus entornos estén lo más libres posible de irritantes sensoriales. Deben retirarse las luces parpadeantes, los dispositivos que emitan ruido de fondo, las velas aromáticas, etc.
- Elogie, en la forma que más le guste a su hijo. Los elogios son tan importantes para el aprendizaje de un niño con TEA como lo son para el aprendizaje de la mayoría de los niños, pero dependiendo de sus necesidades únicas, es posible que los elogios deban modificarse para adaptarse al niño. Por ejemplo, es posible que a algunos no les gusten los abrazos, algunos no reconozcan los elogios verbales. A menudo, las señales visuales como calcomanías en gráficos o el tiempo que se dedica a una actividad favorita como recompensa son formas efectivas de elogio. El elogio debe ser lo más inmediato posible para que el niño pueda evaluar la causa y el efecto.
Buscando ayuda
Si el comportamiento de su hijo lo pone a él o a sí mismo en riesgo, o a otros en riesgo, debe buscar la ayuda profesional de un psicólogo o psiquiatra, en lugar de tratar de manejar la situación por su cuenta.
Para un apoyo más informal, intente comunicarse con un grupo de apoyo para padres de niños con TEA. Asimismo, tenga en cuenta que también es importante recordar sus necesidades; Comuníquese con el departamento de servicios sociales de su localidad para obtener una evaluación de sus necesidades y ver si califica para recibir ayuda financiera.